El funcionamiento de la cámara y del ojo son muy similares. La cámara lleva en su parte delantera un sistema óptico que proyecta una imagen nítida e invertida sobre la película, que una placa en el respaldo mantiene plana.
En la película, una serie de compuestos químicos sensibles a la luz, reaccionan produciendo una imagen latente la cual se hará visible luego de un proceso químico: el revelado.
La luz entra a la cámara a través de un orificio de “abertura variable”, llamado diafragma, el que está generalmente instalado entre la lente del objetivo y controla la cantidad de luz.
El obturador situado entre el objetivo y la película regula el tiempo durante el cual pasará la luz a la película.
El objetivo enfoca la imagen en el interior de la cámara (en la placa de enfoque-película) moviéndose hacia delante y hacia atrás.