La luz:
Para ver necesitamos luz. Si bien esta afirmación parece tan evidente que no se debería decir, no siempre se ha considerado así.
Platón (y muchos otros) creía que la visión no se debía a la entrada de luz en los ojos sino a la salida de partículas procedentes de éstos que se esparcían sobre los objetos y provocaba visión. Porque Platón no trató de aclarar esto con pocas experiencias sencillas no se sabe, pero sólo en los últimos cien años se ha transformado en un tema de experiencias metódicas.
Dos teorías rivales se disputaban el origen de la naturaleza de la luz: una, la de Newton, que decía que era una “especie de partícula” y otra, la de Huygens, que consideraba que eran “vibraciones producidas por contacto mutuo de pequeñas esferas elásticas que viajaban a través de un medio llamado éter” en el cual cualquier alteración podía desplazarse en todas direcciones a través de las esferas en contacto, como una onda, y esa onda sería la luz.
Así como la naturaleza de la luz, también se discutió y especuló con su velocidad, que hoy por hoy sabemos que de 300.000 kilómetros por segundo. Y esta velocidad que es tan grande, pero a la vez es limitada, y el periodo que necesitan los mensajes nerviosos para llegar al cerebro, hacen que siempre veamos “el pasado”. Nuestra percepción del sol, por ejemplo, tiene un atraso de ocho minutos, y a la nebulosa de Andrómeda la percibimos como se veía un millón de años antes que apareciera el hombre sobre la tierra.
Hoy se acepta que la luz está integrada por ondas y corpúsculos. Las agrupaciones de energías denominadas cuantos asocian estas dos características y está formulada en la teoría cuántica de Planck.
Un cuanto es la menor cantidad de energía que puede existir (no se pueden percibir en forma independiente: se necesitan ocho para obtener la impresión de un destello de luz)
Les dejo un documental sobre la luz, por si alguno le interesa y le sirve: